LOGO INTERNACIONAL DEL JEET KUNE DO
Interpretado de una forma más simple y comprensible podríamos decír que los límites de quienes siguen el Tao del Jeet Kune Do, es la propia limitación y que el camino que siguen es no tomar ninguno.
El Kung-Fu y el Tao del Jeet Kune Do en realidad no enseñan un estilo de combate, sino que nos enseñan el auto descubrimiento de las propias capacidades para poder trazar un camino propio. En resumen, es aprender todo y olvidarlo todo para así poder conocer y aplicar cada cosa. Esto significa que la práctica y el aprendizaje de las artes marciales no debe ser un aumento constante, sino que el aprendizaje se encuentra en la disminución en la cual se elimina todo aquello que se aprendió y no es útil, es simplemente el arte de disminuir. Esto es similiar a dos artistas; un pintor y un escultor. El pintor necesita un oleo blanco y necesita agregar pintura para poder crear su arte. En cambio, el escultor necesita una cierta cantidad de barro o tal vez una piedra grande para quitarle el exceso y darle forma. De esta manera se crea arte reduciendo lo que ya se tiene como material de trabajo en vez de incrementar materiales.
Habiendo comprendido que el Jeet Kune Do no es un estilo de pelea y que es un método sin métodos, podemos entender que es un concepto amorfo y metamorfo que son justamente los giros y cambios de la vida que interpretan las flechas que rodean al Yin y el Yang en el emblema del JKD. Sin embargo, muchos lo consideran un estilo más del Kung-Fu ya que se desarrolla en Hong Kong y surge a partír del Wing Chun, el combate libre de Sanda y el Wushu tradicional, aunque durante su desarrollo también tomó técnicas del boxeo occidental y por lo tanto, no podemos separar al Jeet Kune Do del Kung-Fu aunque tampoco se considere un estilo más de este arte marcial tal y como lo explicó Jun Fan Lee.
Aprender todo y olvidar todo es el punto clave para poder desarrollar el JKD, ¿pero que significa aprender?
Como vimos anteriormente, el aprendizaje de un sistema, en la mayoría de los casos se enseña teóricamente y como una receta de cocina. Sin embargo, lo que se aprende cuando se pretende seguir el Tao del Jeet Kune Do, no es un conocimiento intelectual ni metódico, sino espiritual e interno, porque mas que un método en el que podamos encontrar todo un abanico de posibilidades y un gran arsenal de combate, el JKD es el desarrollo físico, intelectual y espiritual de cada individuo que decide seguir este camino.
Más allá de comprender el método y la forma de cada sistema o estilo, debe de comprenderse la utilidad de este método para poder modificarlo cuando sea necesario. Esto significa que no es mejor aprender un estilo de pelea o un arte marcial determinado porque nunca es mejor uno que otro, sino saber cuándo es necesario uno y cuándo es necesario el otro; vaciándonos de todo conocimiento y liberándonos de cualquier pensamiento que nos mantenga atados a actuar de una forma determinada y muchas veces predecible, de tal forma que el oponente no sepa lo que haremos, pero tampoco nosotros mismos.
Jun Fan Lee decía que el arte del Jeet Kune Do es sólo simplificar. Ésta cualidad del Jeet Kune Do significa que no es un incremento diario, sino una disminución, que es la de eliminar todo lo que no sea esencial, también es favorecer la carencia de formas para poder asumir todas las formas. De esta manera, el bagaje técnico del JKD puede ser tan amplio como cada uno lo permita, aunque esto no lo convierte en una especie de arte marcial mixto o de un arte marcial híbrido que antes no existía, sino de los resultados de un Trabajo Continuo. Propiamente de un Kung-Fu enriquecido que no ha sido perfeccionado, porque la perfección se encuentra en el Tao, en ese camino de aprendizaje y conocimiento sin fin en el que debemos estar concientes de que lo que puede ser útil hoy, podría ser inútil mañana y viceversa. Además de estar abierto a cualquier posibilidad de aprendizaje sin tomar un estilo como una base sistemática, ya que en el momento en que se decide hacer del propio Jeet Kune Do un sistema, ha quedado encasillado y cerrado.
Para poder desarrollar el JKD, principalmente es necesario abandonar el ego, y esa es la lucha más difícil para cualquier artista marcial y que puede llevarle incluso toda la vida. Luchar contra uno mismo es renovarse en todo momento y saber que incluso de lo más absurdo se puede aprender algo, sin importar el nivel en que nos encontremos.
La humildad no solo consiste en la capacidad de poder abrirse al aprendizaje, sino en abandonar cualquier tipo de idea que nos haga creer que hemos abandonado ideas y que somos humildes y abiertos, puesto que al momento de creerlo ya no lo seremos. Esta humildad y apertura no consiste en algún tipo de educación, ya que si somos educados en la forma de entender qué es lo abierto y qué es lo cerrado, qué es la humildad y que es la arrogancia, cuando lleguemos a lo que creemos haber aprendido como apertura y humildad, estaremos dentro de cuatro muros sin salida y en la posición más arrogante y cerrada. De esta forma, el propio Jeet Kune Do se convertiría en un sistema marcial metódico que frenará el avance dentro del Tao.
Este tipo de aprendizaje empírico reside en su propia naturaleza y tiene como fin crear artistas marciales en su totalidad, tal y como sucede con otro tipo de artistas. Pongamos de ejemplo a Picasso y a todos los que después de él trataron de imitar su obra. Definitivamente podemos decir que Picasso era un artista, ¿pero en realidad podríamos considerar artistas al resto que trataron de imitarlo solo por copiar lo que él hacía? Sin duda tiene un gran mérito poder aprender de un artista y reproducir lo mismo que él hacía, pero este tipo de conocimiento no dejará de estar vacío y carente del propio sentido artístico como un impulso vital, lo que frenará hasta cierto punto el progreso propio y se habrá tomado un camino y una dirección contraria a uno de los principales conceptos del Jeet Kune Do: “No tener un camino como camino”
Es por todo esto que la filosofía del Kung-Fu hace siempre mención en que el individuo no debe adaptarse al sistema, sino que el sistema debe adaptarse al individuo, de tal manera que cada sistema marcial pueda aprenderse como una base para el desarrollo y no como un método. Cualquier arte marcial abierto al desarrollo debe ser solo un principio con el cual el individuo desarrolle su potencial mediante el autodescubrimiento y pueda sacar ventaja tanto a sus debilidades y defectos como a sus habilidades y virtudes como artista marcial. Esto es lo que significa no poner nuestro corazón en el corazón de las artes marciales, sino poner el corazón de las artes marciales en nuestro propio corazón.
En conclusión, el así denominado Jeet Kune Do (Camino del Puño Interceptor), sin duda es hasta ahora la máxima expresión del Kung-Fu y la convergencia de conceptos que crean solo uno más sin principio ni fin, no siendo éste la creación de algo que no existía previamente. Es aquello que cualquier artista marcial sin ataduras desearía para si mismo como la máxima expresión de su conocimiento dentro del Tao.
Se dice que el maestro Bodhidharma después de un largo periodo de meditación en una cueva, dijo a sus discípulos: “Hacer la guerra y matar es malo, pero también es un error no estar preparado para defenderse. No tenemos cuchillos, así que convirtamos cada uno de nuestros dedos en una daga; convirtamos cada puño en un mazo; no tenemos lanzas, pero hagamos de cada brazo una lanza y de cada mano abierta una espada”
Hay que tener presente en todo momento, que la principal herramienta de trabajo en un combate para cualquier artista marcial, es su propio cuerpo. De tal forma que para cualquier artista marcial no suena extraña la idea de que cada artista marcial puede convertirse en un arma sin necesidad del uso de otras que no sean las del propio cuerpo. Así, podemos considerar que nuestras herramientas son nuestros brazos, puños, piernas y cabeza. Sin embargo, esas son las herramientas básicas que un artista marcial ya tiene, es algo indispensable que no puede desprender de si mismo y no debemos confundir las armas naturales de nuestro cuerpo, con una herramienta de combate.
La clave del aprendizaje del JKD está en vaciar la mente, siendo amorfo y metamorfo, moldeable, como el agua. Si se pone agua en una taza, el agua se convierte en la taza. Si se pone agua en una botella, el agua se convierte en la botella. Si se pone agua en una tetera, el agua se convierte en la tetera. El agua fluye y es suave pero eso no la hace débil; el agua puede penetrar en cualquier pequeña abertura y puede destruir rocas sólidas. Ser agua es la clave para el desarrollo del Jeet Kune Do y de un Kung-Fu completamente desarrollado.
BRUCE LE; CREADOR DEL CONCEPTO
Y FILOSOFÍA DEL JEET KUNE DO